Deficiencia de omega-3: métodos de detección

martes 21-abril-2020

Brein

Los ácidos grasos cumplen diversas funciones en el cuerpo y es muy importante un sano equilibrio de ácidos grasos omega-3 y omega-6. ¿Cómo reconocer si su paciente tiene un déficit de ácidos grasos buenos? Se lo preguntamos a nuestro profesor y terapeuta experimentado Casper Beukema. Entre otras actividades, Casper es el encargado de enseñar macro y micronutrientes en nuestro curso de Terapia Ortomolecular.

“Para descubrir una deficiencia de omega-3 en un paciente no es necesario un laboratorio ni costosas pruebas”, afirma Casper. “Después de todo, difícilmente obtendrás lo que no comes. Es por eso que durante la anamnesis casi todas mis preguntas tienen como objetivo conocer qué productos del mar consume el paciente. También es importante conocer si sus padres o sus abuelos consumieron fuentes de omega-3. Si la respuesta es negativa, tendré mucho para trabajar con mi paciente”.

A lo largo del tiempo Casper ha observado que no siempre está claro lo que se entiende por pescado azul. “A veces se confunde comer pescado con comer varitas de pescado y, sin duda, habrás visto más de una vez que, para algunos, pescado azul equivale a una buena porción de pescado frito. Asegúrate de saber exactamente qué está comiendo tu paciente. Obviamente, la tilapia, el pescado rebozado, las pangas y el salmón de piscifactoría no están incluidos en la categoría de pescado azul. Yo también considero que el bacalao y el rodaballo

son demasiado magros. Por supuesto que los mariscos y los crustáceos son una fuente importante de omega-3. No debemos olvidar que las anguilas y los camarones también pueden ser de criadero. Aunque eso puede favorecer las proteínas, en los ácidos grasos apenas se nota la diferencia”.

También le preguntamos a Casper cómo identifica los problemas relativos a los ácidos grasos y qué terapia recomienda en caso de una deficiencia de omega-3. “Por supuesto, todo depende de los síntomas. Pregunto, por ejemplo, sobre sentimientos de tristeza, síntomas de estrés y dificultad para tomar decisiones o para adaptarse a cambios recientes. Todas estas son señales claras para comenzar a utilizar DHA y otros productos relacionados, como la colina y el yodo. También se reconoce una deficiencia de DHA en la incapacidad de dejar ir los pensamientos y en los problemas de concentración. En ocasiones, les pregunto si con capaces de cambiar de roles en su vida cuando es necesario. Pienso en roles como padre, madre, terapeuta, niño, entre otros. El producto ideal que brinda todo esto contiene una combinación de DHA con colina y vitamina D3. Potencia profundamente las funciones cerebrales”.

“También indago sobre problemas digestivos, tales como acidez estomacal, problemas pancreáticos y heces flotantes. Si el cliente padece cualquiera de estas molestias, entonces voy a lo seguro y recomiendo aceite de kril. Considero que el kril está muy subestimado por los terapeutas, la presencia de omega-3 es superior y “a prueba de oxidación” gracias a la presencia de astaxantina. De todas formas, siempre recomiendo consumir suplementos de xantina, astaxantina por ejemplo, junto con el kril porque cada uno mejora enormemente la absorción del otro”.

Casper nos comparte una interesante reflexión: “En casos de inflamación y depresión, trabajo más con EPA y con otros materiales, tales como curcumina y casis (ribes nigrum). La depresión a menudo se trata con DHA, pero el EPA en ocasiones también puede ser efectivo, porque se trata de un déficit de energía en el cerebro. Con demasiada frecuencia un sistema inmune activo es la causa detrás de esta demanda de energía. En ocasiones, también es posible utilizar EPA para tratar los síntomas de fibromialgia. El aceite de hígado de bacalao es mi favorito para restaurar la sensibilidad a la insulina gracias a su contenido de vitaminas A y D3”.

Para finalizar, Casper nos brinda un consejo útil para trabajar en terapias con ácidos grasos de pescado. “No importa el plan que proponga a su paciente, tómese el tiempo necesario. Mi mayor error de principiante fue esperar resultados después de solo un mes de tratamiento. A veces puede tomar meses antes de que la mejora sea visible. Todavía recuerdo que un tratamiento tuvo efecto sólo después de 7 meses, en el momento justo en que estaba por rendirme. Los ácidos grasos ponen a prueba nuestra paciencia, ¡pero valen la pena!