Yodo

  • Según la organización mundial de la salud (OMS) un tercio de la población mundial padece de una deficiencia de yodo, sobre todo en las zonas donde hay una concentración baja de este mineral en el suelo. Es la causa principal mundial del hipotiroidismo primario - una glándula tiroidea lenta - y dependiente de la edad podría conducir a varias afecciones. Sobre todo las mujeres embarazadas forman un grupo de riesgo importante. La demanda de yodo es más alta en este grupo de riesgo ya que es necesario para el desarrollo cerebral del feto.

    Además en Europa, la nutrición en general contiene poco yodo. La ingesta de pescado, moluscos y algas es baja. Por esta razón se puede añadir yodo a diversos productos en la forma de sal yodada. Aunque el Consejo de la Salud considera que debido a ésta medida la mayoría de los europeos ya no deberían ser deficientes de yodo. Sin embargo, la misma organización ha constatado en los últimos años justamente una disminución alarmante de la ingesta de yodo. La prueba está en un sondeo reciente del consumo de nutrientes del RIVM, que hace constar que la ingesta de yodo entre el 2007 y el 2010 ha bajado un 20-25%. Esta tendencia está causada principalmente por los cambios de los hábitos nutricionales como la reducción del consumo de pan con sal yodada y el cambio a variedades biológicas de pan, que frecuentemente no están enriquecidos con sal yodada. También las personas que sustituyen la sal de cocina por la sal marina, las que no consumen comidas rápidas o preparadas, que suelen contener sal yodada para dar el punto de sabor, merman una importante fuente de yodo añadida.
  • El yodo resulta imprescindible para la función de la tiroides porque es la materia prima para las hormonas de la glándula tiroidea T3 (tri-yodotironina) y T4 (tiroxina). La falta de los micronutrientes esenciales tiene consecuencias para la síntesis de estas hormonas. Las hormonas tiroideas están involucradas en diversos procesos esenciales. 

    El yodo alimentario es absorbido por el tracto digestivo vía varios mecanismos y es transportado por el sistema circulatorio para suministrar a la glándula tiroidea. La glándula produce T3 y T4, las cuales están almacenadas en la misma glándula tiroidea y, según la demanda, se liberan a la circulación. La T3 y T4 contienen respectivamente tres y cuatro átomos de yodo. Bajo la influencia de la enzima 5’-mono desyodinasa, un átomo de yodo es eliminado y la T4 es convertida en la forma fisiológica más activa T3 (tres hasta cuatro veces más activa). Las hormonas tiroideas son imprescindibles para el desarrollo del sistema nervioso, el crecimiento y el desarrollo, el metabolismo básico y la regulación del metabolismo de las grasas, proteínas e hidratos de carbono.

    La falta de yodo puede conducir a diversos efectos negativos sobre la salud. Sin embargo, en personas adultas puede tardar años en manifestarse porque el cuerpo primero agota el yodo almacenado en la glándula tiroidea. Una función de la tiroides levemente retrasada conduce a unos síntomas inespecíficos. Cuando el hipotiroidismo no es tratado, se pueden desarrollar diversos síntomas.

    Los síntomas que pueden manifestarse son entre otros:
    •    Cansancio, lentitud, apatía
    •    Frio
    •    Estreñimiento
    •    Aumento de peso
    •    Problemas con la concentración, pérdida de la memoria
    •    Alopecia, sequedad cutánea
    •    Calambres musculares, molestias articulares
    •    Edema
    •    Estruma
    •    (Intrauterino) retraso del crecimiento y desarrollo
    •    Muerte intrauterina
    •    Complicaciones del embarazo
    •    Cretinismo
    •    Retraso mental
  • Falta de Yodo alimentario y estilo de vida
    Para prevenir una deficiencia de Yodo es importante que se coma variado para obtener suficiente yodo de la alimentación. Una fuente de yodo natural muy potente es kelp: un alga marina marrón con un valor nutritivo muy elevado. Además el yodo kelp contiene muchas vitaminas, proteínas y antioxidantes. 

    El yodo principalmente se encuentra en el agua del mar, de este modo los alimentos marinos forman la mejor fuente de yodo. Unos ejemplos son algas (sobre todo kelp), pescado y marisco. Pero los huevos y la leche también contienen yodo, si los animales han consumidos suficiente de este mineral. El yodo también es añadido a la sal de panadería, con lo que el pan y productos de panadería también lo pueden contener. El consumo de unos trozos de este tipo de pan puede cubrir en gran parte la necesidad diaria de yodo. Según el Consejo de la Salud sería casi imposible que las personas que viven en Europa desarrollasen una deficiencia de yodo si consumen este tipo de pan y además utilizan algún otro nutriente enriquecido con yodo. El Consejo de la Salud, sin embargo, reconoce que algunas tendencias alimentarias no están incluidas en estos datos.

    Las tendencias que influyen negativamente en el estado de yodo son la reducción del uso de sal (yodada), por ejemplo, para la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Pero también una disminución del consumo de pan debido a las dietas con bajo consumo de hidratos de carbono,  hipo calóricas, o las dietas sin gluten, influyen considerablemente. Así también influye la preferencia por el pan biológico o casero ya que este tipo de pan no suele contener sal yodada. Un estilo de vida vegetariana o la gente que evita ciertos nutrientes por las alergias alimenticias (por ejemplo, a la leche de vacuno) también incrementa el riesgo del desarrollo de una deficiencia de yodo. 

    Un factor que acumula este riesgo es que algunos nutrientes contienen sustancias, entre otras, los goitrógenos, que retrasen la producción de las hormonas tiroideas porque interfieren en la absorción de yodo por la glándula tiroidea. Estas sustancias se encuentran por su naturaleza en yuca, soja, coles, coles de Bruselas, brócoli y espinacas. Por lo anteriormente mencionado, se podría concluir que ciertos grupos de la población (justamente los que cuidan más de su salud) realmente tiene un riesgo elevado de la falta de consumo de yodo. 


    Embarazo
    Durante el embarazo aumenta la demanda de las hormonas tiroideas e incrementa la necesidad de yodo. La producción óptima de las hormonas tiroideas es vital para el desarrollo (cerebral) del feto. La falta de yodo durante el embarazo conduce a un hipotiroidismo y si no es tratado puede incrementar el riesgo de las complicaciones del embarazo como aborto, hipertensión gestacional, pre-eclampsia, y la muerte intrauterina. Una deficiencia de yodo puede conducir a una disminución del desarrollo cognitivo del feto y en caso de una deficiencia grave puede conducir hasta incluso un retraso mental y físico. Durante la fase de la lactancia materna el suministro de yodo debe ser suficiente para el crecimiento y el desarrollo neurológico del neonato.

    Mastopatía fibroquística
    La mastopatía es una afección benigna del tejido glandular de las mamas, que suele ir acompañado de dolor y sensibilidad. Los ensayos clínicos indican que en comparación con un placebo, el uso de complementos de yodo significativamente disminuye la intensidad del dolor y  mejora el tejido fibroquístico.

    Desarrollo cognitivo
    Una deficiencia de yodo tiene, además de las consecuencias en el desarrollo fetal, también influencia en el desarrollo y mantenimiento de las habilidades cognitivas de los niños y adultos. Un meta-análisis demostró una asociación entre la deficiencia de yodo y valoraciones bajas del QI. Una investigación bien hecha con 184 adolescentes con una leve deficiencia de yodo ha comprobado que el consumo de yodo comparado con el placebo demuestra una mejoría significante de las habilidades cognitivas. Además, se ha demostrado una relación entre una deficiencia leve o regular de yodo durante el embarazo y las funciones cognitivas (QI, habilidad en lectura) de niños entre 8 y 9 años. Una deficiencia de yodo en adultos puede conducir a la reducción de la capacidad de pensar y reaccionar o problemas de concentración y memoria.
  • Se debe de evitar el uso de yodo en caso de las afecciones auto inmunes como Hashimoto y la enfermedad de Graves. Las personas con una hipersensibilidad al yodo también deberían evitar el uso de este mineral. Una sobredosis de yodo puede conducir a hipertiroidismo.
  • Las personas con hipersensibilidad al yodo pueden presentar reacciones alérgicas. En este caso  pueden manifestar efectos adversos como rinitis, acné, debilidad y halitosis.
    Interacciones
    •    Se debe evitar el uso de yodo si se está medicando simultáneamente con medicamentos con yodo (entre otros amiodarona).
    •    Se debe evitar el uso de yodo durante la exploración radiológica con sustancias de contraste que contienen yodo.
    •    Algunos alimentos (goitrógenos) aumentan la demanda de yodo (vea deficiencia alimenticia y  el estilo de vida). Se recomienda evitar la ingesta de complementos con alto contenido de yodo simultáneamente con estos nutrientes. Esto tiene especial relevancia para la soja.
    •    Se debe tener prudencia, pero no está contraindicado, con el uso de medicamentos estabilizantes de la tiroides, los diuréticos de ahorro de potasio, litio y algunos medicamentos para cardiopatías. En este caso consulta un profesional. 
    •    Fumar incrementa la demanda de yodo.
  • Sobre todo debido al consumo de algas marinas en Japón, la ingesta de yodo es muy elevada: de 378 hasta 13.000 μg  diarios. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la EFSA la cantidad diaria recomendada (CDR) es:
    70-130 µg/día variando para niños de 0-10 años
    150 µg/día para adultos
    200 µg/día  durante el embarazo y durante la lactancia materna

    La dosis segura máxima, la UL es:
    200 µg/día  niños 1-3 años
    600 µg/día adultos
    600 µg/día durante el embarazo y durante la lactancia materna

    Se debe aplicar la dosis adecuada porque el uso excesivo  de yodo en personas con trastornos de la función de la glándula tiroidea puede conducir a afecciones de la tiroides. La misma precaución se debe tener con afecciones de la tiroides autoinmunes. En condiciones normales de la glándula tiroidea el cuerpo metaboliza fácilmente una sobredosis de yodo. Casi nunca hay intoxicaciones de yodo, pero sería posible con una ingesta de varios miligramos diarios. 

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