El tripéptido glutatión es una de las sustancias más importantes que el cuerpo puede aplicar para la protección de la célula. En este sentido, el glutatión desempeña tres funciones de primera magnitud, como son sus efectos desintoxicantes, los reforzadores a nivel inmunológico y los antioxidantes.
En principio, el organismo puede elaborar su propio glutatión a partir de los componentes de que se forma, en concreto los aminoácidos cisteína, glutamina y glicina, pero hay gran cantidad de circunstancias en las que la cisteína y también la glutamina disponibles son insuficientes. Cada día el cuerpo está expuesto a numerosos factores que suponen mermas en sus reservas de glutatión: estrés, contaminación, irradiación, infecciones, fármacos, mala alimentación, envejecimiento, deporte o lesiones. Si no hay una suficiente protección con glutatión, esto puede contribuir a la aparición de daños celulares, envejecimiento y, a largo plazo, enfermedad. El agotamiento de glutatión interviene de forma determinante en gran cantidad de dolencias. Por estos motivos, el mantenimiento de unas buenas reservas de esta sustancia es un elemento de peso capital en la medicina complementaria.
Hasta hace poco, muchos científicos estaban convencidos de que el glutatión no puede absorberse de forma intacta y que para incrementar su nivel en el organismo lo mejor era utilizar precursores como la N-acetil cisteína (NAC) y sustancias como el ácido alfa-lipoico. Recientemente se ha observado que el glutatión sí puede absorberse correctamente en cantidades significativas, lo que convierte a los suplementos de esta sustancia en una opción justificada y bien dirigida para estimular sus niveles en la célula.
El glutatión (L-g-glutamil-L-cisteinilglicina, GSH) es un tripéptido (compuesto de tres aminoácidos) que el cuerpo puede elaborar a partir de los aminoácidos cisteína, glutamina y glicina. La parte activa de la molécula es el grupo tiol (grupo SH) de la cisteína. La abreviatura GSH, que se emplea para el glutatión reducido, alude a tal grupo tiol (SH) unido a la molécula de glutatión (G).
El glutatión se encuentra en todos los organismos vivos y en todas las células del cuerpo en concentraciones relativamente altas. Es el principal compuesto a base de azufre que no forme parte de proteínas del cuerpo. El sistema antioxidante del glutatión constituye uno de los más importantes mecanismos de protección celulares.
El glutatión se da en dos formas: o bien en la reducida (GSH) o bien en la oxidada, generalmente indicado como GSSG (también denominado disulfuro de glutatión). Cuando se utiliza el término “glutatión” sin más, por lo normal se alude al reducido. Esta última forma es la única en la que el glutatión puede tener un efecto protector en el cuerpo.
El glutatión está presente en las frutas y hortalizas frescas, el pescado y la carne, y en concreto son ricos en esta sustancia los espárragos, el aguacate y las nueces. Las concentraciones de glutatión pueden variar enormemente de un alimento a otro, por lo que también puede haber grandes diferencias en su ingesta de una persona a otra. En condiciones normales el cuerpo se encarga de producirlo en función de sus necesidades. Sin embargo, al avanzar la edad y con mayores cargas oxidativas, la producción propia puede quedarse corta.
Muchas veces el organismo tiene grandes necesidades de glutatión, que se consume rápidamente en momentos de enfermedad, estrés, fatiga y esfuerzo corporal. Además se sabe que hay diversos factores que pueden agotar la cantidad disponible, como radiaciones (ionizantes), estrés, infecciones bacterianas o víricas, toxinas del entorno, el tabaco, algunos fármacos, el deporte de alto nivel, la contaminación química y los metales pesados, el exceso de hierro, operaciones, quemaduras e insuficiencias de precursores o cofactores del glutatión. A través de las cascadas antioxidantes el cuerpo intenta reciclar (reducir) glutatión consumido (oxidado), para lo que se consumen otros antioxidantes, como vitamina C, vitamina E y ácido alfa-lipoico.
El nivel de glutatión de la célula es un importante indicador del funcionamiento y viabilidad de esta. Cuando un estrés oxidativo continuado por los factores antes indicados agota el nivel de glutatión del cuerpo hasta tal punto que los mecanismos de protección antioxidantes no son suficientes estamos ante una situación de lo que se denomina “distrés”. Los tejidos con el mayor porcentaje de ácidos grasos poliinsaturados (como por ejemplo el tejido nervioso) son entonces los más vulnerables. Pueden producirse zonas crecientes de daño tisular a causa de reacciones locales de radicales libres. Las células demasiado dañadas se matan a sí mismas (apoptosis) y este mecanismo de apoptosis por agotamiento de glutatión está presente en gran número de afecciones degenerativas.
En la sangre circula poco glutatión. El transporte se lleva a cabo sobre todo en forma de cistina, la forma oxidada y más estable de la cisteína. Las células corporales importan cistina del torrente sanguíneo, vuelven a transformarla en cisteína y utilizan esta a su vez para formar GSH (con ayuda de ascorbato, entre otros). De forma inversa, el glutatión puede reducir a través de la cascada antioxidante formas oxidadas de vitamina C y E y volver así a activarlas.
- Protección antioxidante: El glutatión desempeña un papel central en la defensa del cuerpo contra el estrés oxidativo. El grupo SH (tiol) del grupo de la cisteína es un donante de electrones más fuerte que muchos otros compuestos de la célula y esto, combinado con sus concentraciones intracelulares relativamente elevadas (de varios milimolares), resulta en unas muy potentes propiedades antioxidantes. Por estos motivos, el GSH es capaz a menudo de capturar partículas reactivas antes de que dañen estructuras celulares como el ADN, el ARN, proteínas o membranas. El glutatión reducido puede ejercer la función de neutralizador de casi todos los notorios radicales libres y partículas reactivas de oxígeno, como el radical hidroxilo, superóxido y radicales de ácidos grasos. Cuando el glutatión reducido cede un electrón se oxida. Dos moléculas así oxidadas forman entonces un puente disulfuro y acaban formando disulfuro de glutatión (GSSG). Debido a sus potentes propiedades antioxidantes, resulta de la mayor importancia mantener unos niveles de GSH suficientes en el cuerpo. Por ello, en la célula, en condiciones normales, a continuación vuelve a regenerarse muy rápidamente GSH a partir de GSSG con la ayuda de la enzima glutatión reductasa. Las estructuras del GSH y el GSSG y sus reacciones aparecen ilustradas en la figura 1. La relación entre la forma reducida y la oxidada (relación GSH/GSSG) es un indicador sensible del grado de estrés oxidativo.
En torno a un tercio del glutatión presente en el organismo se encuentra en disulfuros “mixtos” con otros compuestos que contienen grupos tioles, como la cisteína, la coenzima A y grupos de cisteína libres en proteínas. La enzima glutatión reductasa también puede volver a reducir disulfuros mixtos a glutatión libre reducido (entre otros).
El glutatión tiene, entre otros, los siguientes efectos:
- Posibilita la reutilización de otros antioxidantes: A causa de su potente efecto reductor, el GSH también contribuye fuertemente a la reutilización de otros antioxidantes que hayan quedado oxidados y por tanto inactivos. El glutatión puede hacer que los demás antioxidantes en la cascada antioxidante (vitamina C, vitamina E, ácido alfa-lipoico y coenzima Q10) vuelvan a ser aptos para utilizar, con lo que se estimula en alto grado la capacidad del sistema antioxidante.
- Detoxificación de sustancias xenobióticas: Como el GSH se une en el hígado a toxinas liposolubles, como metales pesados, disolventes y algunos pesticidas, estas pasan a ser hidrosolubles, con lo que pueden excretarse en la orina. Cuando esto no ocurre, la toxicidad se acumula y aparece una hipoxia (falta de oxígeno) grave en las células hepáticas. Si esta situación de hipoxia se prolonga, el estado del hígado puede verse seriamente debilitado, lo que perturbaría las reacciones de fase II (hidrosolubilización de compuestos tóxicos). Esto puede llevar a que en lugar de una excreción rápida de un compuesto menos tóxico se produzca una excreción más lenta de un compuesto mucho más tóxico (activado metabólicamente en el hígado).
El hígado es el mayor almacén de GSH. Las investigaciones señalan que un bajo nivel de glutatión lleva a una merma en la función hepática. Una parte de los efectos del Silybum marianum, conocida planta hepatoterapéutica, se deben al hecho de que tiene la capacidad de incrementar el nivel de glutatión en el hígado.
- Glóbulos rojos: El hígado también libera glutatión directamente al torrente sanguíneo, donde determina la fuerza de los glóbulos rojos y al mismo tiempo protege los blancos.
- Sistema inmune: El glutatión reviste una gran importancia para el sistema inmune, que depende de él para un crecimiento sano y una buena actividad. El Dr. Gustavo Bounous, un experto en el campo de esta sustancia, indica que la disponibilidad de glutatión constituye el factor limitador en la actividad de nuestros linfocitos. Tras entrar en contacto con el antígeno, los linfocitos tienen que tener la capacidad de multiplicarse rápidamente y sobre todo de producir anticuerpos e interleucinas. En este proceso se requiere gran cantidad de oxígeno y cuando los linfocitos no han acumulado un suministro suficiente de glutatión esto puede dar lugar a daños oxidativos.
- Protección contra virus: La protección contra virus funciona peor en la medida en que disminuyan las concentraciones de glutatión y otros antioxidantes en la célula. Los virus se mueven por el organismo en una cápsula protectora de proteínas. Una vez que llegan al lugar de destino, la cápsula se destruye y se libera el virus. El glutatión inhibe la destrucción de las cápsulas proteicas, lo que impide la liberación del virus.
- Pulmones: Los pulmones tienen unas enormes necesidades de glutatión. Los niveles en el epitelio pulmonar son más de 100 veces superiores a los de plasma. Por este motivo, ante cualquier afección de las vías aéreas debería contemplarse la posibilidad de insuficiencia de glutatión. La mucosa del sistema respiratorio incrementa su función a consecuencia de la exposición a oxidantes y en condiciones normales el glutatión se encarga de evitar la formación excesiva de mucus. De esta forma, la acumulación de mucus en las vías aéreas es en muchas ocasiones un signo temprano de deficiencia de glutatión.
- Sistema nervioso: El sistema nervioso es muy sensible a los daños por radicales libres por su alta concentración en ácidos grasos poliinsaturados (en particular omega-3) en las membranas celulares de la vaina de mielina que envuelve las neuronas. Además de esto, el consumo de oxígeno en el cerebro es muy alto: mientras que este órgano constituye aproximadamente el 2 % del peso corporal, consume en torno al 20 % de todo el oxígeno utilizado por el cuerpo. Por tanto, resulta una tarea esencial la protección del cerebro contra las partículas oxigenadas reactivas que continuamente se generan en las mitocondrias, y en este proceso el glutatión desempeña un papel indispensable. El glutatión detoxifica los peróxidos de ácidos grasos y otros productos de desecho del daño por radicales libres y neutraliza asimismo partículas oxigenadas reactivas.
Un mayor estrés oxidativo y un sistema de glutatión insuficiente son también factores implicados en diversas afecciones neurológicas, como ataques, daños por isquemia-reperfusión y dolencias neurodegenerativas como la ELA (esclerosis lateral amiotrófica) y las enfermedades de Alzheimer, Parkinson y Lou Gehrig.