Colina

  • La colina es un nutriente relativamente desconocido pero esencial para el ser humano. Aunque el hígado fabrica colina, por regla general esta producción no es suficiente para suplir las necesidades del organismo. Por tanto, en muchos casos obtenerla a partir de la alimentación resulta esencial.

    La colina es importante para el correcto funcionamiento del hígado, los músculos y el cerebro, así como para el metabolismo lipídico y la composición y reparación de las membranas celulares. También es necesaria para sintetizar fosfatidilcolina, un componente estructural fundamental de la membrana celular. La fosfatidilcolina es asimismo importante para que las grasas sean correctamente metabolizadas y secretadas por el hígado. Además, la colina participa en la síntesis del neurotransmisor acetilcolina, que es esencial para funciones cerebrales y nerviosas como la memoria, el control de los músculos y el estado anímico. La colina también es necesaria para sintetizar betaína, un importante osmolito en el glomérulo renal que participa en la reabsorción de agua en la nefrona. La betaína reviste asimismo importancia como donante de grupos metilo en las reacciones de metilación, por ejemplo en la regulación epigenética del ADN.

    Cuando no se obtiene suficiente colina de la alimentación, puede resultar importante ingerirla adicionalmente mediante suplementos alimentarios. Especialmente en el caso de personas mayores o mujeres embarazadas, que pueden necesitar más cantidad de colina. La colina es importante para el correcto desarrollo del feto. Algunas de las consecuencias negativas para la salud que pueden producirse a lo largo del ciclo vital debido a una insuficiencia de colina son malformaciones congénitas, alteraciones cognitivas y del desarrollo neurológico, hígado graso y enfermedades cardiovasculares. Si desea una explicación detallada y algunas referencias, consulte el resto de esta monografía.

  • La colina es un nutriente esencial para el corrector funcionamiento del hígado, los músculos y el cerebro, así como para el metabolismo lipídico y la composición y reparación de las membranas celulares. La colina también es importante para un correcto desarrollo del feto (Korsmo, Jiang y Caudill, 2019).

    Integridad de las membranas celulares

    La colina contribuye a mantener la estructura de las membranas celulares. Se emplea en la síntesis de fosfatidilcolina, un componente estructural fundamental de las membranas celulares: la fosfatidilcolina representa aproximadamente el 95% de la colina total presente en los tejidos. Una ingesta insuficiente de colina afecta a la integridad de las membranas celulares, lo que da lugar a "membranas permeables" (Li et al., 2006).

    Transporte y metabolismo de los lípidos

    La colina es necesaria para el correcto metabolismo de los lípidos. La grasa y el colesterol de los alimentos son transportados al hígado mediante las lipoproteínas quilomicrones. En el hígado, los lípidos y el colesterol se empaquetan en forma de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y son así transportados por la corriente sanguínea hasta los tejidos fuera del hígado. La síntesis de fosfatidilcolina es necesaria para armar estas VLDL y que sean secretadas por el hígado. En ausencia de suficiente fosfatidilcolina, la grasa y el colesterol se acumulan en el hígado (Zeisel, Klatt y Caudill, 2018).

    Sistema nervioso central y periférico

    La acetilcolina funciona como neurotransmisor tanto en el sistema nervioso central (SNC) como en el periférico (SNP). En el SNC, la neurotransmisión colinérgica entre el cerebro anterior basal y la corteza cerebral y el hipocampo contribuye a las funciones cognitivas de estas regiones (Ballinger, Ananth, Talmage y Role, 2016). En el SNP, la acetilcolina activa los músculos esqueléticos y es un importante neurotransmisor en el sistema nervioso autónomo (McCorry, 2007). La acetilcolina desempeña un importante papel en el cerebro en desarrollo y en el hipocampo, región involucrada en la lectura, la memoria y la atención (Blusztajn y Rinnofner, 2016).

    Otro metabolito de la colina, la esfingomielina, forma parte de la vaina de mielina que rodea los axones de las neuronas. Hace posible una recepción rápida y eficiente de las señales nerviosas. 

    Regulación epigenética de la expresión génica

    La oxidación de la colina en betaína y la consiguiente síntesis de S-adenosilmetionina son reacciones de metilación cruciales para la metilación del ADN y de las histonas, dos procesos clave en la regulación epigenética de la expresión génica (Blusztajn y Mellott, 2012). Esto es esencial para encender y apagar genes correctamente durante el crecimiento y el desarrollo de las células, así como importante para el correcto desarrollo prenatal y crecimiento posnatal (Korsmo et al., 2019). Así, una ingesta insuficiente de colina por parte de la madre durante la gestación puede afectar la metilación del ADN en la placenta y el cordón umbilical, causando riesgo de defectos en el tubo neural y otros defectos congénitos como labio leporino y problemas cardíacos (Jiang et al., 2012; Shaw, Carmichael, Yang, Selvin y Schaffer, 2004).

  • Producción endógena

    La colina es una sal de amonio cuaternaria (2-hidroxietil trimetilamonio). Se fabrica en el organismo a través de la ruta de la fosfatidiletanolamina N-metiltransferasa (PEMT), en la que se produce fosfatidilcolina a partir de fosfatidiletanolamina y S-adenosilmetionina (SAM). Este proceso tiene lugar fundamentalmente en el hígado (Zeisel et al., 2018).

    Alimentación

    La producción endógena de colina en el hígado es insuficiente para suplir las necesidades del organismo. Por tanto, en muchos casos su obtención a partir de la alimentación es esencial (Fischer et al., 2007). La colina presente en alimentos que la contienen se absorbe en el intestino mediante transportadores de colina (Li y Vance, 2008).

    Alimentos que contienen colina

    La colina está presente en muchos alimentos. La carne de ternera, de cerdo y de pollo son buenas fuentes de colina, siendo la colina más abundante en órganos como el hígado y los riñones. También los huevos, el pescado y ciertos alimentos vegetales como las crucíferas (coliflor, brócoli) contienen colina (Zeisel y Da Costa, 2009; Zeisel, Mar, Howe y Holden, 2003). Por regla general, los productos de origen animal contienen más colina por unidad de peso que los de origen vegetal.

    En los alimentos también se encuentra presente el metabolito de la colina betaína (así llamada por la remolacha, también conocida como betabel). La betaína no se puede convertir en colina, pero, al igual que esta, puede actuar como donante de grupos metilo, de manera que el organismo necesita menos cantidad de colina (Zeisel et al., 2018, 2003).

    Cantidad de colina y betaína en distintos alimentos (Wiedeman et al., 2018)

    Alimento Cantidad

    De betaína (mg)

    Cantidad total de colina (mg)

    1 huevo duro de tamaño medio (50 g)

    0,3

    112,85

    100 gramos de hígado de ternera

    5,6

    431

    100 gramos de filete de ternera

    13

    104,2

    100 gramos de chuletas de cerdo

    2,8

    78,2

    100 gramos de salmón

    1,8

    90,4

    100 gramos de brócoli cocido

    0,1

    40,1

    100 gramos de almendras

    0,5

    52,5

    La leche materna también contiene colina: la lactancia proporciona suficiente colina al bebé durante sus seis primeros meses de vida (Wiedeman et al., 2018). Para prevenir que las reservas de colina de la madre disminuyan, se aconseja a las mujeres lactantes un consumo adicional de colina a través de la alimentación o del uso de suplementos.

  • El hígado solo produce una pequeña cantidad de colina. Dicha cantidad no es suficiente para suplir las necesidades del organismo. Por tanto, en muchos casos su obtención a partir de la alimentación es esencial (Fischer et al., 2007).

    Formas de la colina

    En la actualidad, los valores nutricionales de referencia disponibles para la colina son los correspondientes a la ingesta adecuada (IA) de colina total; sin embargo, la colina está presente en los alimentos en muchas formas distintas, tanto hidrosolubles (como la colina libre, la fosfocolina y la glicerofosfocolina) como liposolubles (como la fosfatidilcolina y la esfingomielina) (Patterson et al., 2008). Cabe señalar que las distintas formas de la colina que se obtienen a partir de los alimentos durante la infancia difieren de las que se obtienen durante la edad adulta. La explicación puede hallarse en la fuente principal de los alimentos que se consumen, pues la mayor parte de la colina presente en la leche materna es hidrosoluble, en contraste con las formas liposolubles presentes en los alimentos que se consumen después. Las distintas formas de la colina deben considerarse relevantes en etapas específicas del desarrollo; influyen en el crecimiento, el sistema inmunitario, los niveles de colesterol plasmático y sérico y el desarrollo del cerebro. Por tanto, es importante que, además de estimar la cantidad total de colina en la dieta, también se analice qué formas de colina se obtienen de los alimentos que se consumen (Lewis, Field y Jacobs, 2015).

    Asimilación de la colina

    Los tipos de colina soluble en agua y en grasa difieren entre sí por la forma en que se absorben y metabolizan. Tras su absorción a través del intestino por parte de transportadores de colina (Li & Vance, 2008), formas hidrosolubles de este nutriente llegan al hígado gracias a la circulación portal. Las formas liposolubles, por otra parte, van envueltas en quilomicrones, que la circulación linfática absorbe y transporta (Steven H. Zeisel, 1981).

    Distribución por el cuerpo

    La colina está presente en todos los tejidos como componente esencial de los fosfolípidos. El cuerpo no la almacena en un solo tejido, aunque se presenta en concentraciones relativamente altas en órganos esenciales como el cerebro, el hígado y los riñones. La placenta de las embarazadas es otro lugar donde se almacena mucha colina. En este caso se trata principalmente de las formas fosfatidilcolina y esfingomielina, sustancias importantes para el desarrollo adecuado del feto ("Dietary Reference Values for choline" - Valores dietéticos de referencia de colina", 2016a).

    Metabolismo

    La colina se metaboliza en el organismo por cuatro vías principales que intervienen en la síntesis de la acetilcolina, la trimetilamina (TMA), la betaína y los fosfolípidos, cada una con su propia función (Wiedeman y otros, 2018).

    Síntesis de acetilcolina. La colina se utiliza como precursor para la síntesis del neurotransmisor acetilcolina a través de la colina aciltransferasa en el citosol de las neuronas colinérgicas presinápticas (Sarter & Parikh, 2005). A continuación, la acetilcolina se almacena en las vesículas sinápticas y se libera en la hendidura sináptica, donde se adhiere a los receptores de la neurona postsináptica en el sistema nervioso central y periférico. De esta manera, la acetilcolina se encarga de transferir señales de una neurona a otra.

    Síntesis de la betaína. Al oxidarse, la colina se transforma irremediablemente en betaína. La betaína es un osmolito importante en el glomérulo del riñón que ayuda a reabsorber el agua del túbulo renal (Wiedeman et al., 2018). La betaína también dona grupos metilo para el ciclo de metabolismo de la homocisteína: participa en la metilación de la homocisteína para convertirla en metionina. La metionina es el precursor del donante universal de metilo - la S -adenosilmetionina (SAM) - que interviene en varias reacciones de metilación, como la regulación epigenética del ADN y la novo síntesis de la fosfatidilcolina (Steven H. Zeisel, 2017).

    Síntesis de la fosfatidilcolina. La colina es un precursor de la síntesis de fosfatidilcolina (PC), la forma más común de fosfolípido en las membranas celulares del cuerpo (Li & Vance, 2008). La PC es un componente clave de las VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad) necesario para la secreción de éstas y para la exportación de grasa del hígado (S H Zeisel, 2006).

    Síntesis de la trimetilamina (TMA). En el intestino grueso, la colina no absorbida es metabolizada por la microbiota intestinal, que la convierte en TMA (Romano, Vivas, Amador-noguez, & Rey, 2015). La TMA se absorbe entonces a través de los intestinos para pasar a la sangre y transportarse al hígado, donde la TMA, una sustancia de olor penetrante, se convierte habitualmente en óxido de trimetilamina N (TMAO), inodoro, que luego se excreta a través de la orina.

    Excreción

    La colina sale del cuerpo en forma de metabolitos (betaína/TMA/TMAO) en forma de bilis con las heces o a través de la orina ("Dietary Reference Values for choline - Valores de referencia dietéticos de la colina", 2016a).

  • Las personas que siguen una dieta pobre en grasas suelen comer menos grasas naturales. Al igual que los vegetarianos y los veganos que no comen productos animales, estas personas corren el riesgo de absorber muy poca colina de los alimentos que ingieren. Algunas personas presentan polimorfismos genéticos, lo que hace que su necesidad de colina sea mayor o menor (Da Costa et al., 2006; Ganz, Klatt, & Caudill, 2017).

    Deficiencia de colina

    Las personas sanas con una cantidad normal de ácido fólico y vitamina B12 cuya dieta deficitaria en colina derivó en dolencias como hígado graso o daño hepático o muscular, vieron que desparecía tan pronto añadieron colina a su dieta (Fischer et al., 2007; Steven H. Zeisel, 2000). Debido a que la colina desempeña un papel importante tanto en la estructura celular como en la síntesis de los neurotransmisores, la deficiencia de colina influye en varias enfermedades. Además del hígado graso, tiene influencia en la aterosclerosis (a través de la secreción de lipoproteínas) y posiblemente en trastornos neurológicos (Li & Vance, 2008).

    Polimorfismos genéticos

    Alrededor de la mitad de la población tiene polimorfismos genéticos (variantes) en los genes que intervienen en el metabolismo de la colina, lo que cambia su sensibilidad a la deficiencia de colina y aumenta o disminuye su necesidad de ésta (Da Costa y otros, 2006; Ganz et al., 2017). La ingesta de colina recomendada actualmente no tiene en cuenta estas variaciones genéticas que modulan las necesidades nutricionales.

  • I.  

    Si la ingesta a partir de la dieta es insuficiente, la suplementación puede ser una solución temporal. Algunos de ellos son, por ejemplo, la CDP-colina (citidina-difosfato-colina) y las sales de colina, como el cloruro inorgánico de colina o el bitartrato de colina fácilmente absorbible. Además, la colina como suplemento puede tomarse en forma de fosfatidilcolina y glicerofosfofocolina. Es aconsejable averiguar qué dosis es la más adecuada antes de iniciar las tomas.

  • La colina ha suscitado mucha atención debido a los posibles perjuicios para la salud que pueden aparecer a lo largo de la vida en caso de existir una deficiencia de colina, como defectos congénitos, alteraciones neurológicas y cognitivas y enfermedades hepáticas y cardiovasculares.

    Enfermedades cardiovasculares

    Cuando el suministro de colina en el cuerpo es insuficiente, se reduce la capacidad de metilar homocisteína para formar metionina y aumentan las concentraciones plasmáticas de homocisteína. El aumento de la homocisteína se asocia con un mayor riesgo de diversas enfermedades y trastornos crónicos, entre ellos la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares (Leach at al., 2014). Aunque la ingesta de colina y betaína se ha asociado a menores niveles de homocisteína (Dalmeijer, Olthof, Verhoef, Bots, & van der Schouw, 2008), todavía hay pocas pruebas de que aumentar la colina y betaína consumida vía los alimentos reduzca el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

    Desarrollo neurológico y cognición

    El papel de la colina en el desarrollo neurológico y la cognición no se limita a la síntesis de acetilcolina y a ser uno de los componentes de las membranas celulares: interviene además en la expresión de los genes. El neurotransmisor acetilcolina, formado a partir de la colina, es esencial para funciones cerebrales y nerviosas como la memoria, el control de los músculos y el estado de ánimo (Jiang, West, & Caudill, 2014). El aumento de la ingesta de colina parece influir en la memoria y la cognición y también, por ejemplo, mejorar las funciones cerebrales en la enfermedad de Alzheimer, aunque sigue sin estar claro cuál es la dosis óptima en distintas fases de la vida. (Bekdash, 2019). Cada vez más estudios demuestran que la ingesta adecuada de colina que se recomienda actualmente no es óptima para envejecer con salud (Jan Krzysztof Blusztajn, Slack, & Mellott, 2017; Wallace et al., 2018). Una dieta con más colina podría prevenir o mejorar los cambios neuropatológicos en el cerebro a medida que éste envejece (Velázquez et al., 2019). 

    Trastornos hepáticos

    La colina ayuda a mantener el funcionamiento normal del hígado. La escasez de colina puede provocar trastornos hepáticos, como el hígado graso. Esto se debe a que la escasez de colina conlleva una deficiencia del metabolito fosfatidilcolina, un componente esencial de las VLDL, las lipoproteínas que transportan los lípidos y el colesterol desde el hígado. En caso de deficiencia de colina, los lípidos y el colesterol se acumulan en el hígado (Vance, Li y Jacobs, 2007). La deficiencia de colina también altera la composición de la flora intestinal, responsable de descomponerla. Esta flora intestinal alterada también puede contribuir al hígado graso (Campo, Eiseler, Apfel, & Pyrsopoulos, 2019).

    Premenopausia

    La incidencia de la fatiga hepática o el daño muscular en las personas que tienen dietas con deficiencia de colina varía entre sexos y grupos de edad (Fischer et al., 2007). En particular, los hombres y las mujeres posmenopáusicas son más susceptibles a padecer disfunción de los órganos en comparación con las mujeres premenopáusicas cuya alimentación es deficiente en colina. Esto se debe a las mayores concentraciones de estrógeno en las mujeres premenopáusicas. El estrógeno aumenta la síntesis endógena de fosfatidilcolina a través de la ruta PEMT. Por lo tanto, las mujeres premenopáusicas necesitarían menos colina en la dieta que los hombres y las mujeres posmenopáusicas. Sin embargo, esto todavía no se refleja en las recomendaciones de la AESA.

    Embarazo

    Cada vez está más clara la importancia de tomar suficiente colina durante el embarazo. La colina es necesaria para los procesos fisiológicos durante el desarrollo prenatal y desempeña un papel en la biosíntesis de las membranas celulares y el crecimiento de los tejidos, la neurotransmisión y el desarrollo del cerebro, así como en los procesos de metilación y la expresión de los genes. Los estudios realizados tanto en animales como en humanos muestran que, suplementar la dieta materna con colina adicional mejora la función de la placenta y protege al feto de las anomalías neurales y metabólicas. En base a la ciencia disponible y emergente, el consejo a día de hoy es tomar 450-1000 mg de colina al día durante el embarazo. Esto favorecería el desarrollo del feto y mejoraría los resultados del embarazo (Korsmo et al., 2019).

  • La colina se considera segura y generalmente se tolera bien. El uso de la colina debe evitarse en caso de hipersensibilidad o alergia a la colina, la lecitina, la fosfatidilcolina o los productos que contengan estas sustancias.

  • La colina participa en una amplia gama de funciones fisiológicas críticas en todas las etapas del ciclo de vida. Por lo tanto, es importante obtener suficiente colina de los alimentos para conseguir una salud óptima (Steven H. Zeisel y Da Costa, 2009). La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) emitió recomendaciones dietéticas para la colina en 2016 ("Dietary Reference Values for choline", 2016b). La necesidad de colina obtenida de los alimentos depende de la edad, el sexo, el polimorfismo genético, el embarazo y la lactancia (Leermakers et al., 2015).

    Recomendaciones europeas

    De acuerdo con la directiva europea y la situación local, cada país elabora sus propias normas alimentarias. Consulte el sitio web de la autoridad local competente en materia de productos alimenticios para conocer las normas aplicables en su país.

    Recomendaciones sobre la ingesta adecuada (AI, por sus siglas en inglés) de colina (AESA, 2016)

    Ãnos

    AI (mg/día)

    Bebés

    0-6 meses

    120

    7-12 meses

    160

    Niños

    1-3 año

    140

    4-6 año

    170

    7-10 año

    250

    11-14 año

    340

    15-17 año

    400

    Adultos

    Mayores de 18 años

    400

    El embarazo

    480

    Amamantamiento

    520

    Dosis terapéutica

    El Instituto Linus Pauling, fundado por Linus Pauling, que introdujo la medicina ortomolecular, sigue la ingesta adecuada de colina recomendada por la Junta de Alimentación y Nutrición: 550 mg/día para los hombres adultos y 425 mg/día para las mujeres adultas. Una dieta variada debería proporcionar suficiente colina para la mayoría de las personas, pero los vegetarianos que no utilizan huevos, por ejemplo, corren el riesgo de una ingesta insuficiente de colina. Se sabe poco sobre la cantidad de colina de los alimentos que se necesita para una salud óptima o para la prevención de enfermedades crónicas en los adultos mayores (>50 años). Por lo tanto, el consejo para las personas mayores es el mismo que para los adultos más jóvenes.

    Ingesta adecuada de colina (AI) recomendada frente a la ingesta real

    El promedio de ingesta de colina en los adultos europeos es de 448 mg/día, alrededor de la IA recomendada por la AESA de 400 mg/día para los hombres. Las mujeres adultas están por debajo de esto en 330 mg/día, especialmente las embarazadas y las que están amamantando, para las cuales el IA es mucho más alto (Vennemann et al., 2015). También fuera de europeos, la ingesta estimada de colina en adultos, mujeres embarazadas y lactantes suele ser inferior a la IA recomendada (Wiedeman y otros, 2018).

    Embarazo

    Dado que cada vez está más claro lo importante que es una ingesta suficiente de colina para el desarrollo prenatal y el curso adecuado del embarazo, se aconseja a las mujeres embarazadas que tomen 450-1000 mg de colina al día, ya sea obtenida directamente de los alimentos o con suplementos (Korsmo et al., 2019; Wallace, Blusztajn, Caudill, Klatt, y Zeisel, 2019).

  • El nivel máximo de ingesta tolerable (UL, por sus siglas en inglés) de colina se fija en 3,5 g/día para los adultos (OIM, 1998; Yates, Schlicker, y Suitor, 1998). Esta UL se basa principalmente en la prevención de la hipotensión (baja presión sanguínea) y en segundo lugar en la prevención del olor corporal a pescado debido al aumento de la excreción de trimetilamina, un metabolito de la colina.

  • En dosis demasiado altas (10-16 gr/día) la colina puede tener efectos secundarios como sudoración, olor a pescado, problemas gastrointestinales, caída de la presión sanguínea y náuseas. En las personas con la rara enfermedad metabólica de la trimetilaminuria, el uso de dosis más bajas de colina también puede causar un fuerte olor a pescado en el cuerpo.

  • I.  

    Interacciones con otros nutrientes

    La colina participa, a través de la betaína, junto con varias vitaminas del grupo B, como el ácido fólico, la vitamina B12, la vitamina B6 y la riboflavina, en las diferentes vías del metabolismo de la homocisteína y en la generación del donante universal del grupo metilo, la S-adenosilmetionina (SAM). Por consiguiente, en la necesidad de colina influye la relación entre la colina y otros donantes del grupo metilo, como el ácido fólico y la S-adenosilmetionina (Wortmann y Mayr, 2019). El bajo consumo de ácido fólico da lugar a una mayor demanda del metabolito betaína derivado de la colina. Además, la novosíntesis de fosfatidilcolina no es suficiente para mantener un estado nutricional adecuado de la colina cuando la ingesta de ácido fólico y colina en la dieta es baja (Jacob, Jenden, Allman-Farinelli y Swendseid, 1999). Por el contrario, la demanda de ácido fólico aumenta cuando la oferta de alimentos para la colina es limitada (Kim et al., 1994).

    Medicamentos

    El uso del metotrexato puede provocar un aumento de la necesidad de colina (Hardwick et al., 2014). El uso de fibratos (como el ciprofibrato, el gemfibrozilo y el bezafibrato) puede aumentar la excreción de betaína (Liver et al., 2010).

    Metotrexato

    El metotrexato, un fármaco utilizado en el tratamiento del cáncer, la psoriasis y la artritis reumatoide, inhibe la enzima dihidrofolato reductasa y, por lo tanto, limita la disponibilidad de grupos metilos donados de los derivados del folato. Las ratas que recibieron metotrexato mostraron signos de una reducción del estado nutricional de la colina y un aumento de los efectos secundarios del medicamento debido a la disfunción hepática (Hardwick et al., 2014). Por consiguiente, las personas que utilizan el metotrexato pueden tener una mayor necesidad de colina.

    Fibratos

    Los tratamientos con fibratos reductores de lípidos como ciprofibrato, gemfibrozilo y bezafibrato se han asociado con un aumento de la excreción de betaína en la orina y un aumento de las concentraciones de homocisteína en la sangre de los pacientes con diabetes mellitus o síndrome metabólico (Lever et al., 2014). Si los beneficios del tratamiento con fibratos se reducen por la deficiencia de betaína inducida por fibratos, debería considerarse el uso y la seguridad de suplementar a los pacientes con betaína (Lever et al., 2010).

  • Un buen metabolismo de la homocisteína (síntesis SAM) depende de la disponibilidad de nutrientes nutricionales como el folato, las vitaminas B6 y B12, la metionina, la colina y la betaína. Es por ello que la colina funciona bien con estas sustancias. La ingesta simultánea de colina con, por ejemplo, la vitamina B6 favorece el metabolismo adecuado de la homocisteína, por lo que la colina también contribuye a un buen metabolismo de las grasas y al mantenimiento de la función hepática normal. La vitamina B6, además de favorecer el metabolismo de la homocisteína, contribuye a un funcionamiento correcto del sistema nervioso como también del funcionamiento psicológico.

    Sustancias como el DHA y el EPA contribuyen a mantener los niveles normales de triglicéridos en la sangre y los niveles normales de grasa. Por lo tanto, la colina forma una buena combinación sinérgica con el DHA y otros ácidos grasos omega-3 en un metabolismo lipídico normal. Además, la vitamina D se combina bien con la colina; ambas contribuyen al funcionamiento adecuado del cerebro y del sistema nervioso.

  • Ballinger, E. C., Ananth, M., Talmage, D. A., & Role, L. W. (2016, September 21). Basal Forebrain Cholinergic Circuits and Signaling in Cognition and Cognitive Decline. Neuron, Vol. 91, pp. 1199–1218. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2016.09.006

    Bekdash, R. A. (2019, December 1). Neuroprotective effects of choline and other methyl donors. Nutrients, Vol. 11. https://doi.org/10.3390/nu11122995

    Blusztajn, J K, & Mellott, T. J. (2012). Choline nutrition programs brain development via DNA and histone methylation. Cen Nerv Syst Agents Med ChemJun;, 12(2), 82–94.

    Blusztajn, Jan Krzysztof, & Rinnofner, J. (2016). Intrinsic cholinergic neurons in the hippocampus: Fact or artifact? Frontiers in Synaptic Neuroscience, 8(MAR). https://doi.org/10.3389/fnsyn.2016.00006

    Blusztajn, Jan Krzysztof, Slack, B. E., & Mellott, T. J. (2017, August 1). Neuroprotective actions of dietary choline. Nutrients, Vol. 9. https://doi.org/10.3390/nu9080815

    Campo, L., Eiseler, S., Apfel, T., & Pyrsopoulos, N. (2019). Fatty Liver Disease and Gut Microbiota: A Comprehensive Update. Journal of Clinical and Translational Hepatology, 7(1), 1–5. https://doi.org/10.14218/jcth.2018.00008

    Da Costa, K. A., Kozyreva, O. G., Song, J., Galanko, J. A., Fischer, L. M., & Zeisel, S. H. (2006). Common genetic polymorphisms affect the human requirement for the nutrient choline. FASEB Journal, 20(9), 1336–1344. https://doi.org/10.1096/fj.06-5734com

    Dalmeijer, G. W., Olthof, M. R., Verhoef, P., Bots, M. L., & van der Schouw, Y. T. (2008). Prospective study on dietary intakes of folate, betaine, and choline and cardiovascular disease risk in women. European Journal of Clinical Nutrition, 62(3), 386–394. https://doi.org/10.1038/sj.ejcn.1602725

    Dietary Reference Values for choline. (2016a). In EFSA Journal (Vol. 14). https://doi.org/10.2903/j.efsa.2016.4484

    Dietary Reference Values for choline. (2016b). EFSA Journal, 14(8). https://doi.org/10.2903/j.efsa.2016.4484

    Fischer, L. M., DaCosta, K. A., Kwock, L., Stewart, P. W., Lu, T. S., Stabler, S. P., … Zeisel, S. H. (2007). Sex and menopausal status influence human dietary requirements for the nutrient choline. American Journal of Clinical Nutrition, 85(5), 1275–1285. https://doi.org/10.1093/ajcn/85.5.1275

    Ganz, A. B., Klatt, K. C., & Caudill, M. A. (2017, August 4). Common genetic variants alter metabolism and influence dietary choline requirements. Nutrients, Vol. 9. https://doi.org/10.3390/nu9080837

    Gezondheidsraad. (2018). Voedingsnormen voor vitamines en mineralen voor volwassenen. Den Haag, NL.

    Hardwick, R. N., Clarke, J. D., Lake, A. D., Canet, M. J., Anumol, T., Street, S. M., … Cherrington, N. J. (2014). Increased susceptibility to methotrexate-induced toxicity in nonalcoholic steatohepatitis. Toxicological Sciences, 142(1), 45–55. https://doi.org/10.1093/toxsci/kfu156

    IOM. (1998). Dietary Reference intakes for thiamin, riboflavin, niacin, vitamin B6, folate, vitamin B12, pantothenic acid, biotin and choline: a report of the Standing Committee on the Scientific Evaluation of Dietary Reference Intakes and its Panel on Folate, Other B. In Trends in Food Science & Technology. https://doi.org/10.1016/S0924-2244(01)00010-3

    Jacob, R. A., Jenden, D. J., Allman-Farinelli, M. A., & Swendseid, M. E. (1999). Folate Nutriture Alters Choline Status of Women and Men Fed Low Choline Diets. The Journal of Nutrition, 129(3), 712–717. https://doi.org/10.1093/jn/129.3.712

    Jiang, X., West, A. A., & Caudill, M. A. (2014). Maternal choline supplementation: a nutritional approach for improving offspring health? Trends in Endocrinology and Metabolism: TEM, 25(5), 263–273. https://doi.org/10.1016/j.tem.2014.02.001

    Jiang, X., Yan, J., West, A. A., Perry, C. A., Malysheva, O. V., Devapatla, S., … Caudill, M. A. (2012). Maternal choline intake alters the epigenetic state of fetal cortisol-regulating genes in humans. FASEB Journal, 26(8), 3563–3574. https://doi.org/10.1096/fj.12-207894

    Kim, Y.-I., Miller, J. W., da Costa, K.-A., Nadeau, M., Smith, D., Selhub, J., … Mason, J. B. (1994). Severe Folate Deficiency Causes Secondary Depletion of Choline and Phosphocholine in Rat Liver. The Journal of Nutrition, 124(11), 2197–2203. https://doi.org/10.1093/jn/124.11.2197

    Korsmo, H. W., Jiang, X., & Caudill, M. A. (2019). Choline: Exploring the growing science on its benefits for moms and babies. Nutrients, 11(8). https://doi.org/10.3390/nu11081823

    Leach, N. V., Dronca, E., Vesa, S. C., Sampelean, D. P., Craciun, E. C., Lupsor, M., … Grigorescu, M. (2014). Serum homocysteine levels, oxidative stress and cardiovascular risk in non-alcoholic steatohepatitis. European Journal of Internal Medicine, 25(8), 762–767. https://doi.org/10.1016/j.ejim.2014.09.007

    Leermakers, E. T. M., Moreira, E. M., Kiefte-de Jong, J. C., Darweesh, S. K. L., Visser, T., Voortman, T., … Franco, O. H. (2015). Effects of choline on health across the life course: A systematic review. Nutrition Reviews. https://doi.org/10.1093/nutrit/nuv010

    Lever, M., George, P. M., Slow, S., Elmslie, J. L., Shand, B. I., Scott, R. S., & Chambers, S. T. (2010). Fibrates plus betaine: a winning combination? The New Zealand Medical Journal, 123(1324), 74–78. Retrieved from http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20953225

    Lewis, E. D., Field, C. J., & Jacobs, R. L. (2015). Should the forms of dietary choline also be considered when estimating dietary intake and the implications for health? Lipid Technology, 27(10), 227–230. https://doi.org/10.1002/lite.201500048

    Li, Z., Agellon, L. B., Allen, T. M., Umeda, M., Jewell, L., Mason, A., & Vance, D. E. (2006). The ratio of phosphatidylcholine to phosphatidylethanolamine influences membrane integrity and steatohepatitis. Cell Metabolism, 3(5), 321–331. https://doi.org/10.1016/j.cmet.2006.03.007

    Li, Z., & Vance, D. E. (2008, June 1). Phosphatidylcholine and choline homeostasis. Journal of Lipid Research, Vol. 49, pp. 1187–1194. https://doi.org/10.1194/jlr.R700019-JLR200

    McCorry, L. K. (2007). Physiology of the autonomic nervous system. American Journal of Pharmaceutical Education, 71(4). https://doi.org/10.5688/aj710478

    Romano, K. A., Vivas, E. I., Amador-noguez, D., & Rey, F. E. (2015). Intestinal Microbiota Composition Modulates Choline Bioavailability. MBio, 6(2), 1–8. https://doi.org/10.1128/mBio.02481-14.Editor

    Sarter, M., & Parikh, V. (2005, January). Choline transporters, cholinergic transmission and cognition. Nature Reviews Neuroscience, Vol. 6, pp. 48–56. https://doi.org/10.1038/nrn1588

    Shaw, G. M., Carmichael, S. L., Yang, W., Selvin, S., & Schaffer, D. M. (2004). Periconceptional dietary intake of choline and betaine and neural tube defects in offspring. American Journal of Epidemiology, 160(2), 102–109. https://doi.org/10.1093/aje/kwh187

    Vance, D. E., Li, Z., & Jacobs, R. L. (2007, November 16). Hepatic phosphatidylethanolamine N-methyltransferase, unexpected roles in animal biochemistry and physiology. Journal of Biological Chemistry, Vol. 282, pp. 33237–33241. https://doi.org/10.1074/jbc.R700028200

    Velazquez, R., Ferreira, E., Knowles, S., Fux, C., Rodin, A., Winslow, W., & Oddo, S. (2019). Lifelong choline supplementation ameliorates Alzheimer’s disease pathology and associated cognitive deficits by attenuating microglia activation. Aging Cell, 18(6). https://doi.org/10.1111/acel.13037

    Vennemann, F. B. C., Ioannidou, S., Valsta, L. M., Dumas, C., Ocké, M. C., Mensink, G. B. M., … Héraud, F. (2015). Dietary intake and food sources of choline in European populations. British Journal of Nutrition, 114(12), 2046–2055. https://doi.org/10.1017/S0007114515003700

    Wallace, T. C., Blusztajn, J. K., Caudill, M. A., Klatt, K. C., Natker, E., Zeisel, S. H., & Zelman, K. M. (2018). Choline: The Underconsumed and Underappreciated Essential Nutrient. Nutrition Today, 53(6), 240–253. https://doi.org/10.1097/NT.0000000000000302

    Wallace, T. C., Blusztajn, J. K., Caudill, M. A., Klatt, K. C., & Zeisel, S. H. (2019). Choline: The Neurocognitive Essential Nutrient of Interest to Obstetricians and Gynecologists. Journal of Dietary Supplements. https://doi.org/10.1080/19390211.2019.1639875

    Wiedeman, A. M., Barr, S. I., Green, T. J., Xu, Z., Innis, S. M., & Kitts, D. D. (2018, October 16). Dietary choline intake: Current state of knowledge across the life cycle. Nutrients, Vol. 10. https://doi.org/10.3390/nu10101513

    Wortmann, S. B., & Mayr, J. A. (2019). Choline-related-inherited metabolic diseases—A mini review. Journal of Inherited Metabolic Disease, 42(2), 237–242. https://doi.org/10.1002/jimd.12011

    Yates, A. A., Schlicker, S. A., & Suitor, C. W. (1998). Dietary Reference Intakes: The new basis for recommendations for calcium and related nutrients, B vitamins, and choline. Journal of the American Dietetic Association, 98(6), 699–706. https://doi.org/10.1016/S0002-8223(98)00160-6

    Zeisel, S H. (2006). Choline: critical role during fetal development and dietary requirements in adults. Annu Rev. Nutr, 26, 229–250.

    Zeisel, Steven H. (1981). Dietary Choline: Biochemistry, Physiology, and Pharmacology. Annual Review of Nutrition, 1(1), 95–121. https://doi.org/10.1146/annurev.nu.01.070181.000523

    Zeisel, Steven H. (2017, May 1). Choline, other methyl-donors and epigenetics. Nutrients, Vol. 9. https://doi.org/10.3390/nu9050445

    Zeisel, Steven H., & Da Costa, K. A. (2009, November). Choline: An essential nutrient for public health. Nutrition Reviews, Vol. 67, pp. 615–623. https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.2009.00246.x

    Zeisel, Steven H., Klatt, K. C., & Caudill, M. A. (2018). Choline. Advances in Nutrition, 9(1), 58–60. https://doi.org/10.1093/advances/nmx004

    Zeisel, Steven H., Mar, M.-H., Howe, J. C., & Holden, J. M. (2003). Concentrations of Choline-Containing Compounds and Betaine in Common Foods. The Journal of Nutrition, 133(5), 1302–1307. https://doi.org/10.1093/jn/133.5.1302