¿Cómo averiguar si existe un déficit de magnesio?

lunes 9-mayo-2022

Una ingesta insuficiente de magnesio puede acarrear problemas de salud. A menudo, el déficit de magnesio pasa desapercibido. Entre otras cosas, esto se debe a la inexistencia de características típicas que determinen una insuficiencia concreta. Además, en los valores de suero sanguíneo, no se aprecia correctamente el déficit de magnesio. En este artículo descubrirá cómo detectar el déficit a pesar de todo.

Alimentos con magnesio

Dada la cantidad de alimentos que contienen magnesio, no cabe esperar que nuestra ingesta vaya a ser insuficiente. El magnesio se encuentra en verduras de hoja verde, frutos secos y carne, entre otros. La carne y los lácteos contienen menos magnesio que las verduras de hoja verde porque, entre otros motivos, el magnesio es el núcleo de la clorofila. El agua del grifo también es una fuente de magnesio. Cuanta mayor sea la dureza del agua, más sales de magnesio estarán disueltas en ella (máx. 50 mg/L). A pesar de estar presente en muchos alimentos, la ingesta de este mineral ha disminuido desde principios de este siglo.

Se han publicado distintos artículos que muestran que la cantidad de magnesio de los alimentos ha caído visiblemente. Por ejemplo, en las verduras se ha constatado una caída del 24-90% (Thomas, 2007 y Workinger, 2018). Desde 1968, la cantidad de magnesio en las plantas se ha visto reducida. Esto puede deberse, entre otras cosas, al agotamiento del suelo, el suelo ácido, la dilución del rendimiento y la composición de la fertilización de los cultivos (bajo nivel de magnesio y altos niveles de nitrógeno, fósforo y potasio, que pueden afectar la absorción del magnesio en las plantas) (Guo, 2016). Una gran cantidad de magnesio se pierde en los procesos de producción (Marier, 1986).

Elecciones incorrectas de alimentos

La elección incorrecta de alimentos también tiene gran importancia. Di Nicolantonio et al. (2018) afirman que los hábitos alimentarios occidentales nos hacen susceptibles de sufrir un déficit de magnesio. Nuestra dieta ha cambiado tanto que cada vez ingerimos más nutrientes que aumentan nuestras necesidades de magnesio. Un aumento en la ingesta de calcio y fósforo también incrementa las necesidades de magnesio. Los refrescos, consumidos con frecuencia en las últimas décadas, contienen mucho ácido fosfórico. La elección incorrecta de alimentos puede empeorar o acelerar un déficit de magnesio. La absorción de magnesio también puede inhibirse a través de una ingesta de cinc alta.

Aumento de las necesidades

También existen varios factores biológicos que pueden llevar a un déficit de magnesio. Por ejemplo, el cuerpo puede eliminar demasiado magnesio. La eliminación de magnesio elevada puede aparecer a una edad más avanzada, durante periodos de estrés prolongado o en personas con síndrome metabólico, diabetes tipo 2 o hipertiroidismo. Además, problemas como la diarrea prolongada, vómitos, alto consumo de alcohol, enfermedad de Crohn, celiaquía, resección intestinal o un microbioma intestinal anormal pueden llevar a que la absorción de magnesio no sea la adecuada y contribuir así a la existencia de un déficit de magnesio en el cuerpo. De ahí que las mujeres embarazadas y en período de lactancia, así como los deportistas, precisen de una cantidad de magnesio mayor (Consejo de Salud de los Países Bajos, 2018).

Interacción con medicamentos

El uso prolongado de un determinado medicamento puede tener repercusiones en los valores de magnesio. Piense, por ejemplo, en los antiácidos por el aumento del pH en el tracto gastrointestinal, además de los antibióticos, los anticonceptivos orales y los diuréticos, que provocan un aumento de la excreción renal (Workinger, 2018). Todo ello puede aumentar las necesidades de magnesio.

Enfermedades cardiovasculares

Una ingesta insuficiente de magnesio en la dieta puede acarrear problemas de salud. Según Di Nicolantonio et al. (2018) se trata, incluso, de una causa importante de enfermedades cardiovasculares y una amenaza para la salud pública. Recientemente, el cardiólogo Remko Kuipers ofreció en Natura Foundation un exclusivo seminario web sobre las enfermedades cardiovasculares. Entre otras cosas, Remko habló de la importancia del magnesio en el desarrollo y la prevención de las enfermedades cardiovasculares, especialmente  de las aplicaciones intravenosas relativas a las operaciones. Además, existen tratamientos con magnesio para enfermedades cardiovasculares que usted, como profesional de la salud, puede aplicar en sus pacientes.

En la detección de enfermedades cardiovasculares para las que se prescribe preventivamente magnesio de forma oral, a menudo se utiliza magnesio quelado. Las formas de magnesio quelado, como el citrato de magnesio o el bisglicinato de magnesio tienen una biodisponibilidad más elevada que las formas de magnesio anorgánicas.

Los estudios de resistencia y rendimiento cardíaco de pacientes con enfermedades coronarias mostraron que tomar magnesio a diario es beneficioso. Los pacientes toman dos veces al día 365 mg de magnesio elemental en forma de citrato de magnesio. Tras seis meses, se observó una mejora en la resistencia (VO2 máx.), en el rendimiento cardíaco y en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo.

Los pacientes con insuficiencia cardíaca sistólica crónica recibieron 300 mg diarios de magnesio elemental en forma de citrato de magnesio. Cinco semanas más tarde, los investigadores encontraron valores de PCR más bajos. Los niveles elevados de PCR son un factor de riesgo para la aterosclerosis sistémica y están asociados a insuficiencias cardíacas más graves, mortalidad y morbilidad. La reducción de los niveles de PCR debida, por ejemplo, al magnesio, es importante a la hora de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares (Almoznino-Sarafian 2007).

En un estudio sobre la prevención de enfermedades cardiovasculares se administró durante seis meses un suplemento de magnesio a personas con obesidad. Los sujetos tomaron citrato de magnesio tres veces al día, siendo la dosis diaria total de 350 mg de magnesio elemental. Al final del estudio se observó una disminución de la rigidez de la pared vascular (Joris 2016).

De los trastornos neurológicos a los esqueléticos

Otros investigadores también han vinculado el déficit de magnesio a una amplia gama de enfermedades, entre las que se encuentran las enfermedades metabólicas, esqueléticas y respiratorias y los trastornos neurológicos (estrés, depresión y ansiedad) (Razzaque, 2018). Puede leer más sobre enfermedades relacionadas con el magnesio, así como su interacción con medicamentos, en nuestra monografía.

¿Existen características típicas?

El déficit de magnesio pasa a menudo desapercibido. Entre otras cosas, esto se debe a la inexistencia de síntomas típicos que determinen una insuficiencia concreta. El déficit de magnesio se manifiesta, por ejemplo, con calambres musculares y fatiga; otros síntomas tempranos de este déficit son náuseas, disminución del apetito, vómitos, debilidad, hormigueo, entumecimiento, convulsiones, cambios de personalidad, ritmo cardíaco anormal y espasmos coronarios. Es probable que estos problemas no estén directamente relacionados con el déficit de magnesio (Workinger, 2018).

Los números aún no hablan por sí solos

Además, en los valores de suero sanguíneo, no se aprecia correctamente el déficit de magnesio. Un déficit de magnesio no siempre va de la mano de unos niveles bajos de magnesio en sangre. Los niveles bajos de magnesio puede deberse a la liberación de magnesio de huesos y otros tejidos. Si los niveles de suero caen por debajo de 0,7 mmol/L, es probable que exista un déficit de magnesio.

Los valores de magnesio también pueden medirse en los glóbulos rojos y en la orina. Los eritrocitos suelen tener una mayor concentración de magnesio que el suero sanguíneo y, por tanto, se consideran un mejor indicador que los valores de suero. Los análisis de orina no siempre reflejan la ingesta o el estado del magnesio en el cuerpo. Los riñones filtran la orina y, posteriormente, el magnesio es excretado o reabsorbido. Así es como regulan la homeostasis del magnesio en el cuerpo (De Baaij, 2015 y Workinger, 2018).

Prueba de carga de magnesio

Un método más complejo pero probablemente mejor a la hora de determinar el estado del magnesio es la prueba de carga intravenosa de magnesio. En esta prueba, se determina el estado del magnesio tras una carga intravenosa de magnesio seguida de una recogida de orina de 24 horas. Este método se emplea a menudo en estudios científicos y no siempre es factible en términos de tiempo y coste (Workinger, 2018). La prueba oral de carga de magnesio también puede ser eficaz y es, a diferencia de las inyecciones, un método no invasivo y de bajo coste para detectar déficits de magnesio. Cabe señalar que esta prueba requiere un seguimiento estricto del paciente y no está estandarizada para uso clínico (Traininger, 2002).

Conocimiento a través de la práctica

En un entorno clínico, es relevante tanto analizar la ingesta como prestar atención a las quejas relacionadas con el déficit de magnesio. Además, como profesional, resulta esencial identificar una absorción y un consumo de magnesio alterado. Puede conseguirlo haciendo las preguntas adecuadas. Por ejemplo, pregunte en qué medida su paciente consume bebidas alcohólicas y refrescos, así como si ingiere muchos cereales y, por el contrario, pocas verduras de hoja verde o alimentos ricos en vitamina B6. También le aconsejamos que pregunte sobre el uso de medicamentos tales como inhibidores de la acidez o diuréticos y sobre posibles trastornos intestinales. También se debe hablar sobre el grado de estrés, el sueño y el esfuerzo físico, ya que son aspectos importantes a la hora de determinar el estado de magnesio de su paciente.

Cuando los niveles de magnesio son bajos es importante, en primer lugar, mejorar la dieta e ingerir más alimentos ricos en magnesio. El magnesio se encuentra sobre todo en verduras de hoja verde, plátanos, albaricoques, ciruelas, aguacates, frutos secos y semillas, así como en el pescado (por ejemplo, en el salmón, la caballa o el fletán). Con 200 gramos de espinacas no se llega a la cantidad suficiente, ya que estos contienen unos 160 mg de magnesio. Las recomendaciones actuales son del doble, y el hombre primitivo llegó a consumir cuatro veces más esa cantidad.

Es aconsejable tomar (temporalmente) suplementos de magnesio, especialmente si existe una carencia. También es recomendable que los deportistas, por ejemplo, tomen suplementos de magnesio de manera preventiva. Es importante determinar la dosis correcta y los momentos de la toma con su paciente. Esto también puede influir en la absorción y utilidad del magnesio. Los suplementos vienen en diferentes formas. Las formas orgánicas, como el citrato de magnesio o el magnesio unido a aminoácidos como el bisglicinato de magnesio, tienen una mejor biodisponibilidad que formas inorgánicas como el óxido de magnesio.

 

Puede leer más sobre las diferentes formas de magnesio en nuestra monografía.

 

Fuentes

Almoznino-Sarafian et al. (2007). Magnesium and C-Reactive Protein in Heart Failure: An Anti-Inflammatory Effect of Magnesium Administration? European Journal of Nutrition. 46(4): 230–237. https://doi.org/10.1007/s00394-007-0655-x.

De Baaij et al. (2015). Magnesium in man: implications for health and disease. Physiological Reviews. 95(1):1-46.  https://doi.org/10.1152/physrev.00012.2014 Gezondheidsraad (2018). Kernadvies Voedingsnormen voor vitamines en mineralen voor volwassenen. Geraadpleegd van: https://www.gezondheidsraad.nl/documenten/adviezen/2018/09/18/gezondheidsraad-herziet-voedingsnormen-voor-volwassenen

Guo et al. (2016). Magnesium deficiency in plants: An urgent problem. The Crop Journal. (4)2, 83-91 https://doi.org/10.1016/j.cj.2015.11.003

Joris et al. (2016). Long-Term Magnesium Supplementation Improves Arterial Stiffness in Overweight and Obese Adults: Results of a Randomized, Double-Blind, Placebo-Controlled Intervention Trial. The American Journal of Clinical Nutrition 103(5):1260–1266. https://doi.org/10.3945/ajcn.116.131466.

Marier (1986). Magnesium content of the food supply in the modern-day world. Magnesium. 5(1):1-8. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3515057

Pokan et al. (2006). Oral magnesium therapy, exercise heart rate, exercise tolerance, and myocardial function in coronary artery disease patients. British Journal of Sports Medicine. 40(9): 773–778. https://doi.org/10.1136/bjsm.2006.027250.

Razzaque et al. (2018). Magnesium: Are We Consuming Enough? Nutrients. 10(12): 1863. https://doi.org/10.3390/nu10121863

Schuette et al. (1994) Bioavailability of Magnesium Diglycinate vs Magnesium Oxide in Patients with Ileal Resection. Journal of Parenteral and Enteral Nutrition 18 (5):430–435. https://doi.org/10.1177/0148607194018005430.  

Spencer H et al. (1994). Inhibitory effects of zinc on magnesium balance and magnesium absorption in man. Journal of the American College of Nutrition. 13(5):479-484.Thomas (2007). The mineral depletion of foods available to us as a nation (1940-2002)--a review of the 6th Edition of McCance and Widdowson. Nutrition and Health. 19(1-2):21-55. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18309763/

Trauninger (2002). Oral magnesium load test in patients with migraine. Headache. 42(2): 114-9.

Van Rossum et al. (2011). Dutch National Food Consumption Survey 2007-2010. [Rapport]. Geraadpleegd van: https://www.rivm.nl/bibliotheek/rapporten/350050006.pdf

Vormann et al. (2002). Magnesium: nutrition and metabolism. Molecular Aspects of Medicine. (24)1–3, 27-37. https://doi.org/10.1016/S0098-2997(02)00089-4

Workinger (2018). Challenges in the Diagnosis of Magnesium Status. Nutrients. 10(9): 1202. https://doi.org/10.3390/nu10091202.