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lunes 13-agosto-2018

Science: la película del estrés a edad temprana

Como es natural, entre los profesionales de la PNIc es sabido que el estrés en la edad temprana programa a las personas para sufrir sentimientos depresivos y psicopatologías más adelante en la vida. Un nuevo estudio publicado en Science saca a la luz parte del guión neurobiológico subyacente. 


Sin duda alguna, en tu consulta te encuentras con clientes que entran en un estado depresivo con rapidez cuando se enfrentan a un nivel alto de estrés. Muchas veces es el propio cliente quien ve esto como una característica negativa de su carácter. Esto, sumado a las críticas negativas del entorno social, puede ser una potente fuente de sentimientos de culpabilidad. ¿Cómo puedes ayudar a tu cliente con este conjunto de problemas?


La película del estrés a edad temprana

En primer lugar, haz una "película" de la salud de tu cliente. Mira más allá de los síntomas y averigua las causas subyacentes que han hecho a tu cliente ser quien es hoy. Entonces verás que los sentimientos depresivos no tienen que ver con un "mal" carácter: la causa suele radicar en las experiencias negativas a edad temprana.
Piénsese en la soledad o el miedo tras el nacimiento, por ejemplo, por la ausencia de la madre. Esta puede ser física (por ejemplo, a causa de complicaciones en el parto), pero también emocional. Así, una depresión postparto puede tener consecuencias de por vida en el desarrollo social, emocional, cognitivo e incluso físico del niño [4,5]. ¿Pero cuál es el vínculo físico entre la edad temprana y la posterior fase adulta? 

 

Programación epigenética

El nuevo estudio aparecido en Science subraya el motivo por el que las experiencias negativas a edad temprana tienen un impacto tan trascendental.
Los investigadores descubrieron que los ratones jóvenes que no habían recibido cuidados maternos tras el nacimiento presentaban niveles deprimidos de OTX2 en el área del cerebro conocida como tegmento ventral. La depresión de este factor de transcripción epigenético hizo que en esta área del cerebro se transcribieran mal cientos de genes. Cuando fueron adultos, estos ratones mostraban un comportamiento depresivo en condiciones de estrés más a menudo que el grupo de control. 
"Una atención materna deficiente provoca en el tegmento ventral una tendencia a la depresión a largo plazo. Es algo perceptible antes de que haya un cambio de comportamiento", según los investigadores. 

 

Tegmento ventral

El tegmento ventral es una pieza del puzle especialmente interesante. Esta área se encuentra en la parte inferior del mesencéfalo, y conforma la base del sistema dopaminérgico mesocorticolímbico, formando parte del sistema de recompensa. La alteración de la transcripción epigenética afecta profundamente a la sede de la cognición, la motivación, las emociones intensas y la vulnerabilidad a las adicciones. Los problemas cognitivos, la falta de motivación y la dificultad para experimentar emociones van de la mano de los sentimientos depresivos.  

Conservados por la evolución

Según los investigadores, este estudio con ratones puede utilizarse a modo de patrón para entender cómo funciona en humanos. Lo cierto es que muchos de los mecanismos neurales y hormonales responsables de la aparición y conservación de los vínculos materno, social y sexual tienen una fuerte tendencia a conservarse en la evolución entre las diferentes especies de mamíferos [6]. Además, anteriores estudios con humanos ya demostraron que el estrés a edad temprana hace aumentar la probabilidad de depresión y otras patologías psíquicas [1]. 
"El objetivo traslacional último es estimular la investigación en estrategias de tratamiento para personas que en su infancia sufrieron estrés y trauma", según los investigadores.

 

Epigenoma y microbiota  

Por desgracia, en el estudio se echa en falta más información sobre la relación entre el intestino, la microbiota y el cerebro. ¿Tiene aquí alguna influencia el mal desarrollo de la flora intestinal? Sin cuidados maternos no hay contacto piel con piel ni lactancia materna, por lo que también falta el traspaso de importantes inmunoglobulinas y flora cutánea. ¿Influye esto directamente sobre la OTX2? El estudio deja sin contestar muchas preguntas. Pero las lagunas pueden rellenarse con conocimientos procedentes de la psiconeuroinmunología clínica.
Esta disciplina investiga intensamente las relaciones entre el microbioma y el epigenoma. Gracias a estas investigaciones se sabe ya que los estresores a edad temprana repercuten en el intestino y producen cambios epigenéticos en todo el genoma [1,3]. Por tanto, lo que se indica siempre es reforzar la flora intestinal y crear una influencia positiva del medio epigenético mediante la comida (nutrientes). ¿Pero cómo puedes convencer a tu cliente de que no hay que sentirse culpable? 

 

Aprendizaje profundo

El aprendizaje profundo (deep learning) produce un aumento permanente del autoconocimiento. El objetivo general es que el cliente se coloque en medio de su problema de salud con una actitud activa y orientada a buscar soluciones y la correspondiente esperanza positiva. El terapeuta de PNIc actúa aquí a modo de coach que responde a las preguntas del cliente y ofrece explicaciones acerca del cuadro sintomático, los factores de riesgo, los procesos físicos alterados y las formas de mejorarlos. Y para ello vienen fenomenal los conocimientos sobre neurobiología del estrés a edad temprana.

 

Fuentes

[1] Mark R. Opp. (Ed.), Primer of PsychoNeuroImmunology Research, PsychoNeuroImmunology Research Society (2016), pp. 127-33.

[2] C.J. Peña el al., "Early life stress confers lifelong stress susceptibility in mice via ventral tegmental area OTX2," Science (2017).

[3] Chen B, Sun L, Zhang X., Integration of microbiome and epigenome to decipher the pathogenesis of autoimmune diseases, J Autoimmun. 2017 Sep;83:31-42.

[4] Murray, L. & P.J. Cooper (1997). Postpartum Depression and Child Development. New York: The Guilford Press.

[5] O’Hara, M.W. & J.E. Mc Cabe, Postpartum Depression: Current Status and Future Directions, Annual Review of Clinical Psychology, 2013 ((9), 379-407.

[6] K.D Broad, J.P Curley, and E.B Keverne, Mother–infant bonding and the evolution of mammalian social relationships, Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2006 Dec 29; 361(1476): 2199-2214.