Una buena digestión aumenta la biodisponibildad de los nutrientes, mejora las intolerancias alimentarias e inhibe la formación de toxinas y otras sustancias perjudiciales. Pero para eso hace falta tener suficientes enzimas digestivas. Se trata de enzimas especializadas que, entre otras funciones, se ocupan de una buena descomposición de los macronutrientes y aumentan la absorción de las vitaminas liposolubles.
Al averiguar primero si la digestión funciona bien, haces que tu cliente se beneficie de verdad de las recomendaciones y consejos que le das. Muchas veces la sola intervención temprana con enzimas digestivas (coincidente en parte con la fase inicial de un tratamiento intestinal) ya tiene un efecto positivo. De esta forma aumentas no solo el éxito de tu intervención, sino también las probabilidades de una mayor fidelidad terapéutica.
Una frecuente causa de la falta de determinadas enzimas digestivas es la insuficiencia pancreática exocrina (IPE). En ella, la función endocrina del páncreas (la producción de insulina) se ve tan sobrecargada que la función exocrina (la producción de enzimas digestivas) ya no puede hacer bien su trabajo. A menudo este proceso cursa en combinación con la aparición de síntomas inespecíficos. Y justamente estos pueden ser funestos para la fidelidad terapéutica.
Los síntomas inespecíficos minan la motivación de tu cliente, sobre todo si se está esforzando al máximo por comer sano. Ejemplos de ellos son, entre otros, hinchazón, flatulencia, dolor abdominal, problemas de tránsito, fatiga y diversas molestias relacionadas. ¿Siguen molestando a pesar de una terapia alimentaria bien concebida? En ese caso, en un estadio temprano se recomienda aconsejar tomar un extra de enzimas digestivas para, en cualquier caso, descargar el páncreas. A continuación podrás leer qué más puedes hacer.
Cada enzima tiene su propio campo de acción y constituye una solución para un solo problema claramente delimitado. Por ejemplo, la lipasa ayuda específicamente a degradar y absorber la grasa. Naturalmente, a veces no está del todo claro dónde está el problema (los síntomas inespecíficos son por definición difíciles de interpretar), pero no es en absoluto difícil subsanar todo el espectro de una sola vez: y es que no se conocen efectos secundarios del uso oral de ninguna enzima digestiva*.
Para ayudarte a empezar, te hemos resumido las más importantes, seguidas de unas crípticas siglas. Se trata de una abreviatura de la actividad enzimática estandarizada de esa enzima en concreto. Esto puede parecer abstruso, pero la expresión en miligramos no es una solución: solo la actividad enzimática aporta información sobre la efectividad. El número que le sigue no indica, por tanto, la cantidad, sino la velocidad de reacción con la sustancia que tiene que ser degradada. Cuanto más rápido, más sustancia puede ser descompuesta en menos tiempo. Si administras más enzimas, más cantidad de sustancia se puede degradar, pero la velocidad de reacción permanece constante.
*Atención: en caso de sospecha de pancreatitis, íleo, empiema, obstrucción de las vías biliares y trastornos funcionales severos del hígado, el uso de enzimas digestivas está contraindicado.
La proteasa o enzimas proteolíticas rompen las proteínas en péptidos y aminoácidos que se pueden absorber bien. La actividad enzimática de las enzimas proteolíticas está expresada en HUT (unidad de hemoglobina en base de tirosina), y está basada en la hidrólisis enzimática de la hemoglobina desnaturalizada. También se utilizan las SAPU, esto es, unidades de proteasa ácidas por espectrofotometría. Procura que las HUT sean de un mínimo de 20200 y las SAPU de 50 cuando recomiendes enzimas digestivas.
La papaína es una enzima que se encuentra en la papaya. Descompone las proteínas en péptidos y aminoácidos y tiene también propiedades disgregadoras de la fécula y un poco de la grasa. La actividad enzimática de la papaína se expresa en NF (National Formulary). Una cantidad de unidades deseable serían 2500.
La bromelaína está en la piña. Al igual que la papaína, la bromelaína también descompone proteínas y cataliza el efecto de las enzimas proteolíticas de origen fúngico. También conviene saber que la bromelaína ayuda a la digestión en caso de deficiencia de pepsina y/o tripsina. La actividad enzimática de la bromelaína se expresa en GDU (unidades de disolución de gelatina), con una cantidad deseable de 50 unidades.
La amilasa rompe los azúcares complejos (fécula) y los convierte en tri, di y monosacáridos. La actividad enzimática de la amilasa se expresa en DU (unidades de actividad de dextrinización). Intenta administrar 3500 unidades.
La glucoamilasa, también llamada amiloglucosidasa, descompone asimismo los hidratos de carbono feculentos. La actividad enzimática de la glucoamilasa está expresada en AGU (unidades de amiloglucosidasa) con 10 unidades.
La lactasa, también llamada beta-galactosidasa, divide el disacárido lactosa de la leche en los azúcares simples galactosa y glucosa. La actividad enzimática de la lactasa se expresa en ALU (unidades de lactasa ácida) y funciona mejor con 1000 unidades. Es una buena enzima de transición para quienes aún no han podido dejar de beber leche.
La invertasa divide el disacárido sucrosa en los azúcares simples glucosa y fructosa. La actividad enzimática de la invertasa está expresada en SU (unidad de invertasa/sucrasa), y la cantidad de unidades deseable sería 400.
Alfa-galactosidasa. Especialmente si tu cliente aún no ha podido romper su vínculo emocional con el pan, la alfa-galactosidasa es un muy buen complemento. Descompone azúcares como la rafinosa, la estaquiosa y la verbacosa y ayuda a digerir los cereales, las legumbres y las coles. La actividad enzimática de la alfa-galactosidasa se expresa en UGal (unidades de galactosidasa), preferiblemente 150 unidades.
La lipasa digiere las grasas y aumenta la absorción de nutrientes lipófilos (vitaminas A y D). La actividad enzimática de la lipasa está expresada en FIP (Federation International Pharmaceutique), preferiblemente 2000 unidades.
La fitasa rompe el ácido fítico de cereales y judías, lo que hace que se puedan absorber mejor los minerales. Por supuesto, el objetivo final es prescindir de los cereales, pero por eso es una buena enzima de transición. La actividad enzimática de la fitasa se expresa en FTU (unidades de fitasa), y es efectiva con 30 unidades.
Las enzimas digestivas son la base de una mejor salud de las células y tejidos más adelante en la cadena metabólica, incluyendo los del metabolismo cerebral. El mejor ejemplo de esto quizá sea la DPP-4, que degrada en el intestino la gliadina procedente de los cereales. Si la gliadina no se descompone lo suficiente en él, aparecen exorfinas, que son sustancias exógenas similares a la morfina.
A través de un intestino permeable, que puede deberse directamente al efecto inflamatorio de la gliadina, estas exorfinas pueden acceder al torrente sanguíneo y llegar al cerebro. El exceso de exorfinas se ha relacionado con toda una serie de síntomas del espectro del autismo y alteraciones de la percepción, entre ellas THDA, autismo, trastornos alimentarios, esquizofrenia, adicción y depresión. Esto es lo que se llama "teoría del exceso de opioides".
Durante una intervención con enzimas digestivas suele aparecer estenosis del esfínter de Oddi, algo que se puede tratar fácilmente con magnesio. ¿Y la IPE? ¿Cómo la solucionamos? En teoría, es sencillo: frenando la carga permanente del páncreas endocrino comiendo menos carbohidratos refinados y azúcares y aportando un extra de nutrientes que refuercen el páncreas. ¡Tanto el tejido exocrino como el endocrino deben ser restaurados!
Muchos estudios han demostrado que la administración de enzimas pancreáticas es muy efectiva [1, 2]. Precisamente durante la difícil transición que está atravesando tu cliente hacia una nueva forma de comer y de vivir, estas enzimas pueden ser un valioso complemento a tu terapia incluso a corto plazo.
[1] Dominquez-Munoz, JE. Pancreatix Enzyme Therapy for Pancreatic Exocrine Insufficiency. Current Gatroenterology Reports 2007, 9:116-122
[2] Roxas M. The role of enzyme supplementation in digestive disorders. Alternative Medicine Review Volume 13, Number 4 2008