Todos los sabemos: el océano ya no es la fuente pura de alimentos que un día fue. La actividad humana lo ha ensuciado, por lo que peces, moluscos y otros productos del mar contienen contaminantes como dioxinas y PCB. Por eso le hemos preguntado a nuestro desarrollador de productos Aldert Hoogland si podemos seguir comiendo pescado, si el aceite de algas no está también contaminado y si este es realmente una buena alternativa.
"El problema es que la mayoría de los agentes contaminantes que hay en el océano son liposolubles y se acumulan en el tejido adiposo de los peces y otros productos del mar que ingerimos. Y cuando nos comemos ese pescado, los contaminantes se acumulan a su vez en nuestro propio tejido adiposo. Las toxinas del pescado constituyen, pues, un riesgo directo para la salud. Y eso que el pescado en sí mismo es sanísimo y no se puede comer lo bastante a menudo. De modo que, además de ir un par de veces a la semana a por pescado, hay que buscar alternativas complementarias, como el aceite de pescado, krill o algas".
"En los pescados grandes y carnívoros como el atún y la caballa se acumulan toxinas. Es precisamente esta grasa la que se procesa para ser convertida en suplementos de aceite de pescado. Sin embargo, durante este proceso de producción de aceite de pescado de alta calidad se limpia la mayor parte de estos contaminantes. Nuestro aceite de pescado es analizado en busca de toxinas conocidas como parte del procedimiento, por lo que cumple las estrictas normas europeas en este terreno. La acumulación de agentes contaminantes en el organismo por consumo diario de nuestros aceites de pescado no es, por tanto, ningún problema real".
"Las algas están al final del todo de la cadena trófica, y son una fuente primaria de ácido graso omega 3 DHA. Aunque algunas personas piensan que es el propio pez quien produce los ácidos grasos omega 3, esto solo es cierto en parte. El DHA que proporcionan los peces procede de algas, y es convertido por ellos en EPA en función de sus necesidades. También el ser humano transforma el DHA en EPA cuando lo necesita. Por tanto, si tomas aceite de algas que contenga solo DHA, no tienes que preocuparte por el EPA, te lo proporciona tu propio cuerpo".
"Debido a los costes de producción, antes era relativamente caro utilizar cápsulas de aceite de algas como fuente de omega 3. En la actualidad la producción se realiza siempre a mayor escala. El cultivo de algas se produce bajo condiciones controladas en una piscina natural. Al controlar el alimento que reciben las algas, el aceite que se obtiene de ellas está libre de PCB, dioxinas y otros contaminantes. Y si los contienen, es en concentraciones extremadamente bajas, muy por debajo de las normas de la UE para estas toxinas. Por consiguiente, la posibilidad de acumulación de contaminantes en el organismo tampoco es real en este caso".
"Nuestro Aceite de algas Omega 3 proporciona, además del DHA procedente de algas, una dosis diaria de vitamina D3 de origen fúngico. La cápsula está hecha de celulosa. Por tanto es perfectamente apto para personas vegetarianas y veganas, pero también para quien no le guste el pescado. ¡Me enorgullece poder decir que el Aceite de algas Omega 3 que hemos desarrollado es limpio, sostenible y sano!".