Las algas son organismos unicelulares o pluricelulares que realizan la fotosíntesis pero que no están clasificadas como plantas superiores. La especie concreta de alga de la que se extrae comercialmente el DHA (Schizochytrium) es un organismo unicelular. Es famosa por su altísima producción de DHA, lo cual explica su popularidad dentro de la manufactura de aceite de algas.
Las algas son la base de la cadena alimenticia marina, por lo que son una fuente muy pura de EPA y DHA. Como fuente primaria tienen la gran ventaja de tener una contaminación escasa o nula de otras sustancias tóxicas. Las investigaciones confirman que el efecto beneficioso de los ácidos grasos omega 3 procedentes de aceite de algas es similar al del aceite de pescado. Esto lo convierte en una interesante alternativa a los ácidos grasos de pescado para las personas vegetarianas y veganas.
Las personas veganas y vegetarianas constituyen un grupo en constante crecimiento dentro de la población. Pero las fuentes vegetales ricas en ALA que suelen formar parte del menú vegetariano son insuficientes para cubrir las necesidades de omega 3. Esto se debe a que el cuerpo realiza de manera poco eficiente la conversión de ALA en EPA y DHA. Estudios han demostrado que la mayoría de las personas con esta dieta presentan unos niveles de omega 3 significativamente más bajos que los de quienes comen pescado.
Las algas contienen cantidades relativamente altas de DHA. De todos los ácidos grasos omega 3, el DHA es el más complejo. No solo la mencionada conversión del ALA en EPA y DHA es muy ineficiente, sino que el camino del EPA al DHA también es muy dificultoso. Por el contrario, la conversión de DHA en EPA se produce muy fácilmente. Además, tiene lugar en función de las necesidades del cuerpo. Por tanto, la suplementación directa con DHA tiene absoluta preferencia, y es más eficaz que la suplementación con EPA.
Hay claros indicios epidemiológicos de que una deficiencia crónica de DHA puede provocar depresión y deterioro cognitivo. La ingestión de DHA procedente de aceite de algas aumenta, incluso a bajas dosis, los índices de DHA y omega 3, disminuyendo así el riesgo de padecer estos efectos negativos. Lo que aún no está claro es si la suplementación con DHA tiene los mismos efectos favorables para la salud cardiovascular que los que se aprecian al comer carne.
Otra ventaja (ética) y nada despreciable del uso de algas como fuente de DHA es que contribuye a frenar la sobrepesca y el deterioro de las poblaciones de peces. Esto hace que los aceites de algas sean una muy buena alternativa al pescado y al aceite de pescado. Mediante la suplementación complementaria se pueden satisfacer adecuadamente las necesidades de omega 3, lo cual es ideal tanto para vegetarianos y veganos como para personas que no comen pescado o que presentan alergia a este alimento.
Para ampliar la información científica sobre los ácidos grasos de pescado y el aceite de algas, lee nuestra monografía sobre DHA o omega 3.